Al Tribunal de Córdoba
“No deseo justificar mi actuación ante la sala que me va a juzgar; no me importa en absoluto su opinión o decisión, no quiero ninguna clase de trato de mis enemigos ni quiero justificarme ante la opinión pública. La misma que mira y permite la diaria miseria y eliminación de miles de personas, y que se indigna por la muerte de dos policías, que cuando se trata de nosotros que disparamos piensa que somos asesinos y cuando es la Policía quien mata “se hace justicia”.
En la sangrienta guerra que impone el capital miles de individuos caen bajo las balas de las Fuerzas de Seguridad del Estado, cada día, víctimas de las diferencias sociales y de la estrategia de la “Economía de mercado”. Para mantener la seguridad de los ricos, ejércitos de mercenarios son reclutados, entrenados y puestos estratégicamente en la calle para vigilar, seguir y si es necesario eliminar a quien no obedece las reglas que ellos imponen. Siempre que se manifiesta una guerra los bancos, los grupos bursátiles, las multinacionales del armamento, los estados y sus intereses están listos para invertir dinero en esos sucios negocios. Viven y proliferan para el beneficio de unos pocos, a costa de la miseria y la muerte de muchos seres humanos. Atacar a ese grupo social para robarle algo de su inmenso tesoro es el punto más digno de lucha de cada proletario, es mucho mejor seguir ese camino lleno de peligros (prisión, muerte) que llevar una vida de rodillas frente a los poderosos por un humillante salario.
Desde siempre he sido un proletario, un marginado, una rebelde, un anárquico, enemigo de éste y de cualquier sistema, para mí la rebeldía contra la opresión es sencillamente una cuestión de estática, de equilibrio: entre un hombre y otro hombre perfectamente iguales, los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. No puede haber diferencias sociales; si las hay, mientras unos abusan y tiranizan, los otros protestan y odian. La rebeldía es una tendencia niveladora y por tanto racional, natural. Los oprimidos, los expoliados, los explotados, han de ser rebeldes porque han de recordar sus derechos hasta lograr su completa y perfecta participación en el patrimonio universal (en palabras de F. Ferrer i Guardia).
Este sistema percibe al rebelde como físicamente amenazador e ideológicamente perturbador, debido a los “abusos y engaños” que se dice que comete y al mal ejemplo de convivencia que podría dar. Su existencia es disidencia a los ojos de un Estado que quiere ser fuerte y hegemónico y que por tanto debe actuar con severidad eliminándole o rechazándole.
Este tipo de sanción resulta hoy en día cada vez más aplicada con constante vigilancia en la calle o bien con sistemas penitenciarios cada vez más parecidos a campos de exterminio, intentando de esta manera destruir al individuo mental y físicamente.
Aquel 18 de diciembre de 1996 (dos policías muertos), en mi huída defendía mi propia vida y libertad. Sabía de sobra que el enemigo no tenía escrúpulos, y lo demostró disparándonos primero a la salida del banco y luego tendiéndonos una emboscada que habría sido mortal si no fuera por el hecho de llevar chalecos antibalas (resultamos heridos). Mi decisión fue sencilla: mi vida o la de ellos. Y que quede claro de una vez: nosotros allí fuimos para llevarnos el dinero sin intención de matar a nadie.
Soy amante de la libertad y sólo puedo brindar mi respeto y mi solidaridad hacia los que como yo tienen el valor y la dignidad de defender su propia vida con uñas y dientes. Como enemigo de la explotación y de la miseria no ciento ningún sentimiento de compasión hacia quienes en nombre del privilegio torturan, encarcelen y asesinan.
No tengo miedo a las duras condenas; los anárquicos, la cárcel la tenemos genéticamente en la sangre. Ni miedo a la muerte, este sentimiento hace tiempo que lo he perdido. Ni miedo a los tribunales divinos, porque no creo en ningún dios; frente a los tribunales terrenales nunca me he puesto de rodillas, sólo me interesa el juicio de los míos, o sea, los compañeros que luchan por un mundo nuevo.
Esta es una guerra, una guerra social y cada parte llora a sus caídos; nosotros hace muchos siglos que lloramos a los nuestros.”
Claudio Lavaza, preso anarquista en Jaén II
RadioRahim konecta: sublime tema de los HCD con el que podemos comprender mas el tema, si eres de los que piensan de forma automatika que el que entra en la carcel es porque se lo merece o.. porque..es la solucion al conflicto.Tenemos que mantener la mente despierta, abierta y atenta a lo que sucede.Todos coincidimos en que tambien son personas los individuos encargados de representar la autoridad y fuerza coactiva del estado sí, lo son.Pero por esa regla de tres tambien eran personas el archiconocido lider nazi o cualkier otro hijoputa enfermo; y no nos produce indiferencia sinceramente.Hay que aprender a mirar mas alla de lo que vemos o creemos ver.Estar atento a qué representa cada individuo en nuestra sociedad y en las demas sociedades.Cuantas veces habré escuxado -sí, pero son personas corrientes, -sí, pero es su trabajo, ...-Una simple plaka o uniforme representa, por citar un ejemplo, varias decenas de años de asesinato por parte del estado, de espantosas torturas, y demas crimenes en contra de la humanidad.En fin, me he extendido mas de lo que pensaba.Ahi va el letron de los Hechos: Cuando todo se puede decir...Vivo saboteando mi destino, abriendo trecho en el camino que va de la palabra al hecho.
Soy multitud, comunidad: renacido proyecto de asaltar el cielo.
siempre a vueltas con lo mismo y con que cinismo
condenando moralmente la violencia menor, la que no es más que una respuesta,
forma de resistencia, contra esa otra violencia mayor de quien se legitima reconociendo formalmente el mismo derecho
que luego niega, que luego olvida convirtiéndolo en negocio haciendo de él pura mercancía.
Esa es la violencia mayor que funda el sistema de la que no hablan
sobre la que no opinan los mismos que si hacemos efectivos nuestros derechos
nos criminalizan. Donde hay una necesidad nace un derecho
sal a la calle, toma lo que es tuyo cuando todo se puede decir
la forma de censura es el consenso. Pienso luego insisto y me resisto
al veredicto del juez, del periodista que me señala con el dedo
poniéndome en la lista como violento, como terrorista
y yo reitero, perdona que insista que es de ellos la violencia
que me condena, que me intimida que me ata a una vida no elegida
que la hace mía con el chantaje originario: o la miseria del paro
o las cadenas del trabajo precario violencia primera e invisible
ley, fundamento y regla del juego. Donde hay una necesidad nace un derecho
sal a la calle, toma lo que es tuyo cuando todo se puede decir la forma de censura es el consenso.
¿Buena letra verdad? pueden descargarse el tema de internet, que esta mucho mejor con musika que le da vida.Y, para acabar una foto que es jodidamente horrible.Niñas indefensas en su escuela, Palestina.Con ustedes, las delicias del aparato militar..
2 comentarios:
Hey!!!!!!! ¿cómo se llama la canción? :)
la cancion se llama "cuando todo se puede decir..." de Hechos contra el Decoro. cualkier kosa vuelve a escribir. gracias
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